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domingo, 6 de noviembre de 2016

TU MUNDO, MI MUNDO

Este es el mundo que espera tu despertar


Te gusta el mundo que ves?

Despertar cada día esperando que alguien haya cambiado el mundo, me llevó a creer que esto no sucedería así. Cada día los corruptos seguían corrompiendo, los creyentes seguían creyendo que serían salvados, los creativos seguían pensando que encontrarían soluciones para todos.
Y nada de esto modificaba el devenir de los acontecimientos. Renovar esperanzas, o renovar desesperanzas, daba igual.

El tiempo tampoco cambió las cosas, porque el tiempo es solamente una forma de medir, no tiene las respuestas a esas preguntas, que el hombre sostiene en sus manos, como si fuera un niño, con los ojos grandes, esperando. Y el mundo también espera.
Seguir despertando tampoco era en sí mismo un hecho que ayudara. Pero cerrar los ojos con fuerza, era escalofriante, el afuera se haría más grande en la mente.
Este es el momento para cambiar el mundo

Un día se me ocurrió que estábamos todos haciendo lo mismo, sin darnos cuenta; todos buscando respuestas, todos esperando los cambios, todos con el desánimo de los que no saben como continuar.
Y pensé, si todos hacemos lo mismo, si todos sentimos igual, si al mirarnos reconocemos reconocemos en los ojos del otro, el mismo sentimiento que nos invade día a día, entonces es posible que la respuesta sea única, que la solución esté más cerca de lo que imaginamos.
Se me ocurrió una palabra: cohesión, que es más fuerte que unión, porque acerca de otra manera.
Y entonces una energía se generó, como el rumor de un río cuando viene creciendo. mi mente quedó en silencio y todo se aclaró. Parecemos millones, pero somos un solo organismo. Creemos que podemos salvarnos solos, que la respuesta se brindará en forma personal, pero eso no ocurre.
Somos ondas, vibraciones atómicas, expandiéndose y contrayéndose, subiendo o bajando, mezclados, interconectados. Tenemos un cuerpo que es solamente una ilusión de solidez, pero en realidad nuestra existencia se expresa como energía.
En este planeta, habitamos como si nos perteneciera, y la verdad es que somos una parte más de él, no somos diferentes que el más pequeño organismo viviente, porque la esencia es la misma y la naturaleza se manifiesta en perfección con mayor o menor complejidad.

Todos juntos o ninguno

Surgió una respuesta única y superior: solamente a través de la armonización con todos los seres, la angustia que nos persigue desaparecerá. El dolor que sentimos ante las injusticias, las carencias, la soledad, es el resultado ineludible de un sistema de vida basado en falacias, falsos valores, falsos paradigmas, reglas que solo sirven para cercenar la libertad natural del ser. Este es el mundo que creamos.
La infelicidad es nuestra propia creación, no es parte de la vida, sino de nuestra manera de interpretarla. 
Tal vez la mejor respuesta es el silencio, para darnos tiempo de sentir, de percibir nuestra verdadera conciencia. Un silencio que nos dé espacio, que acalle las antiguas órdenes impartidas por los primeros ancestros.
Juntos con un fin común

Tal vez haya que derrumbar este fallido escenario y empezar de nuevo, recordando el origen. No hablo de desnudarnos y correr por las praderas como si de nuevo fuéramos simios; hablo de reconstruirnos por dentro y establecer para nuestro mundo, nuevos parámetros acerca de la vida que deseamos vivir.
Cambiar el mundo será posible de mil maneras, millones de maneras, tantas como seres humanos habitan La Tierra. Juntos será posible, en cohesión, en armonía, sincronizando nuestras conciencias.
En fin, son ideas... que estamos arando. 




 Autora: Estrella Pedroza

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